¿Por qué las dietas influyen en el estado de ánimo?

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¿Por qué las dietas influyen en el estado de ánimo?

Consumir alimentos que nos gustan puede animarnos y hacernos sentir satisfechos o, por el contrario, provocarnos sentimientos de culpa, remordimiento y mal humor.

Consumir los alimentos que nos gustan puede animarnos y hacernos sentir satisfechos. Sobre todo, si los identificamos como alimentos beneficiosos para el organismo o creemos que nos los merecemos. Sin embargo, en ocasiones, comer nuestros alimentos favoritos puede desencadenar sentimientos de culpa, remordimiento y mal humor. Es más, algunas dietas para adelgazar pueden provocar un resultado parecido. ¿Por qué ocurre esto? ¿Cómo encontrar el equilibrio entre nuestra dieta y el estado de ánimo? El siguiente artículo pretende responder a estas preguntas, explica la relación entre la dieta y el humor, cuál es el papel de los antojos, qué hábitos perjudican el estado anímico y ofrece recomendaciones para perder peso sin perder el buen humor.

La dieta, el buen humor y los antojos

Comer es uno de los placeres de la vida. Por ello elegimos alimentos que nos gustan y evitamos los que nos disgustan. Los estudios muestran que comer los alimentos preferidos estimula la liberación de endorfinas -más conocidas como “hormonas de la felicidad”-, que mejoran nuestro humor. Sin embargo, el hecho de que una comida nos resulte atractiva no solo está relacionado con su sabor, su olor o el conjunto de características organolépticas, sino también con el entorno. Lo que nos hace sentir bien es consumir el tipo de alimento apropiado, en el momento apropiado y con la compañía apropiada, sin preocupaciones y sin miedos.

En otras palabras, si bien hay una interacción entre algunos nutrientes y los procesos químicos del organismo, no se puede ignorar la influencia de nuestras expectativas en relación con la alimentación. A modo de ejemplo, si consumimos una comida o bebida que en general mejora nuestro humor o nos despierta, aunque el ingrediente activo esté ausente en ese momento, se producirá ese mismo efecto porque esperamos que ocurra. Es lo que sucede con el consumo de café cuando no sabemos que es descafeinado.

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Leer nota completa vía EROSKI CONSUMER.

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